Cerro Centinela

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Las leyendas urbanas cuentan que la piedra guarda en su interior al último vigía indio que tenían estas sierras y que ante la llegada del hombre blanco se resistió a marcharse, quedando petrificado frente la ciudad de Tandil, en ese entonces llamada Fuerte Independencia. No deja de ser una historia, pero si se tiene en cuenta la visión estratégica de la ciudad que se logra desde la gran piedra, el relato pareciera tener fundamentos reales. Otros atribuyen en realidad la formación de la piedra al amor de dos indios, cuyas familias no querían verlos juntos y en consecuencia mueren de amor petrificados frente a lo que luego sería la ciudad. Lo cierto es que el paseo hasta la piedra El Centinela se torna irresistible desde el comienzo. Un sendero atraviesa una pequeña reserva natural de eucaliptos y pinos, y logra con su silencio transmitir paz a los visitantes desde el mismo momento en que comienza la caminata. “Si al hablar lo hace en voz baja podrá escuchar el canto de los pájaros y el susurro del viento”, dice un cartel. Y realmente es verdad.